lunes, 4 de junio de 2018

No Hay Lugar para el Olvido - Capitulo VIII


Al llegar al Carousel, encontré que este estaba clausurado. Una orden judicial estaba pegada en la puerta y encadenada con un candado de esos duros que solo podrías romper con dinamita. Kathy "Dirty Angel" estaba afuera del local , tiritando de frío. Me acerqué y le pasé mi abrigo para cubrirla.

- Joe, querido - dijo - gracias
- ¿Qué pasó con el local?
- Lo clausuraron y nos despidieron a todos - continuó - Un Juez de no se donde ordenó el cierre, sin razon alguna...
- ¿Ya? - dije mirándola a los ojos y luego la invité al café de enfrente

Luego de sentarnos y tomar el café, mi mirada se posó en los ojos de "Angel". Estaba triste y preocupada. No sabía que hacer para poder pagar la renta de su departamento y seguir con su vida aquí en la ciudad. Ella me volvió a contar su historia. Llegó a la ciudad desde St. Mary como estudiante de pedagogía, se quedó sin dinero y comenzó a trabajar como corista para pagarse los estudios. El mundo nocturno la absorbió hasta hacerle olvidar que aun seguía estudiando. Ahí  recordé como nuestros caminos se cruzaron después de un largo tiempo alejados.

Nos encontramos un día en que uno de los asistentes al Carousel quiso propasarse con ella. Terminó en el hospital con todos los huesos rotos y una marca en la cara. Nunca más regresó. Desde ese entonces que decidí protegerla pero jamás interferir en su vida. No porque no fuera mi tipo, sino que tenía la certeza de que ella merece algo mejor que yo. No podía estar con alguien que tiene temporadas buenas y malas, no era una buena opción aunque sinceramente, siempre la quise como mi secretaria personal, hasta que llegó Alma, que mejor sabe de mis peleas y problemas internos.

Nos pusimos a reír un poco, tomar con algo de humor la situación, mientras el wurlitzer tocaba una de sus canciones favoritas. De pronto vi entrar a 2 sujetos al café. Nada en particular hasta que mi mirada se posó en el sujeto que estaba dos mesas atrás, junto con los otros dos que llegaron después. No tardé en reconocer a Di Lorenzo con un par de sus guardaespaldas. Se notaba nerviosismo en sus caras cuando me acerqué. Di Lorenzo se levantó y me dijo

- Sea lo que fuere, la respuesta es un no
- ¿Incluso si es un mensaje para tu jefe? - le pregunté
- Ah, eres Joe... ¿el perro faldero de Francesco, verdad?
- Di Lorenzo - contesté - Dile a tu jefe que...
- ¡Mi Jefe no tiene nada que hablar con el tuyo! - exclamó y me empujó - Ahora piérdete

En el ejército me enseñaron que "una misión dada, es una misión que debe ser cumplida", y esta máxima me ha traído bastantes problemas cuando la he aplicado. Pero esta vez si no la cumplía, sería un gran error. Me acerqué nuevamente a la mesa, se pararon los dos gorilas y me intentaron golpear, sin éxito. Antes que desenfundaran sus armas, ya les había disparado en las rodillas mientras Di Lorenzo se paraba asustado... me acerqué y le apunté con la mía, aun humeante y con 3 tiros en el cargador...

- Dile a tu jefe, que Francesco quiere verle - le dije apuntando hacia la cabeza - El día y la hora lo sabrá a su momento. Ahora me iré y no quiero a ninguna de tus noviecitas rondando cerca de mi... ¿oíste?

Di Lorenzo asintió con la cabeza, la cara de triunfador dio paso a una cara de espanto, como si hubiera visto a la misma muerte. Me alejé del local, llevando del brazo a Kathy hasta mi despacho. Después de conversar con ella, nos abrazamos. Ella era una chica de buen corazón y no era para un lugar como esta ciudad. Le dí un ticket de regreso a St. Mary en el Tren de las 10:00 PM y algo de dinero para que tuviera donde empezar. Me dio las gracias, seguido de un abrazo apretado y abordó el taxi hasta la estación.

Volví a mi despacho, aun con dolor en las costillas por la paliza del dia anterior, pero soportándola estoicamente. Al llegar, Valery, Frank y Erick estaban en mi despacho.

- Joe - dijo Valery
- ¿Que rayos hacen ustedes aquí?
Valery se acercó y me dio una cachetada
- ¡Maldito traidor!
- ¿Que mierda te traes conmigo? - pregunté mientras me llevaba la mano a la cara
- ¡Me mentiste, pedazo de mierda!
- ¿Qué?
Valery me mostró un periódico donde en primera plana aparecía la noticia de un cadáver en el río. Al ver la fotografía quedé helado de una... el titular era el mismo de todos los días, pero la fotografía fue lo que enfureció a Valery: el cadáver resultó ser de Louie Chandler.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario