Miré a Charlotte a los ojos... ella lloraba mientras me apuntaba. En sus ojos pude notar que ella estaba aterrada por el error que cometió. Yo también estaba dolido, no por la bala que atravesó mi hombro izquierdo, sino por la traición, que duele más cuando viene de la persona que más amas.
Gallard se me acercó con mirada triunfadora, creyó que esta partida la estaba ganando... apuntó su arma hacia mi, con la certeza de que esta vez se saldría con la suya.
- ¿Mi dinero, donde está?
- ¡En tu trasero, idiota! - respondí sonriendo mientras me levantaba, con el hombro ensangrentado
- ¡Muestrame el maldito dinero, bastardo! ¿Quien lo tiene? - continuó Gallard mientras me apuntaba a la cabeza
- Dejame ver... uh... ¿Santa Claus? - respondí con tono burlesco cuando Gallard me golpeó con la cacha de su pistola. Caí nuevamente, pero me volví a levantar. Seguía sonriendo cuando me agarró del cuello... podía ver en su mirada, una sensación de desesperación, cuando un disparo le arrancó su sombrero caro.
- Sebastiano! - gritó Francesco apuntando su Thompson hacia nosotros - maledetto bastardo!
- Francesco, Italiano infeliz!
- Quien se mete con il mio amico - continuó señalándose a si mismo - se mete con io! y tu tienes una deuda que saldar conmigo, hai capito? ¿Donde está il mio dinero, figlio di puttana?
- Francesco... - contestó Gallard apuntando hacia Francesco - como diría Joe... ¡En tu trasero!
- Vaffanculo!
En solo un par de segundos, el muelle se transformó en un campo de batalla, en donde las balas silbaban cruzando el aire... pude arrastrarme hasta parapetarme tras unas cajas, revisé mi munición, solo dos cargadores, mas uno en la pistola. Recargué para después correr hacia el barco en el que Charlotte ya se estaba embarcando. Ella corria desesperada, como si el diablo mismo la persiguiera, al punto de pasarse de largo de la escala del embarcadero. Apenas llegué, me interpuse entre ella y el acceso al barco.
- Charlotte!- grité.
Charlotte giró y me vio mientras le apuntaba con mi arma - ni un paso más
- Joe - respondió mientras me apuntaba - quédate donde estás. No te muevas.
- ¿Por que lo hiciste?
- No lo entenderías
Me acerqué decidido hacia ella. Mi amor por ella era mucho más fuerte de lo que pensé, la amaba tanto que estaba decidido incluso a recibir una de sus balas, estaba dispuesto a morir en sus en sus brazos... he visto la cara de la muerte muchas veces, he llegado incluso hasta tocarla... pero esta vez era diferente... si ella era la muerte... ¿quien tiene miedo a morir?
Me acerqué demasiado, incluso para no darle tiempo para reaccionar... ella me miró con sus ojos suplicantes, pidiendo que la dejara ir... cuando de pronto ella disparó a mi estómago... caí.
Me traté de levantar y apuntar hacia Charlotte. Me costaba afinar la puntería y mi mirada se volvía borrosa a veces. Charlotte era como un fantasma mientras corría... por un momento logré divisarla bien y disparé dos veces... ella cayó al mar desde el final del muelle...
Apenas pude levantarme, caminé hacia el final del muelle, tambaleando, tratando de mantenerme en pie. Las imágenes de ella no dejaban de pasar por mi mente, sus recuerdos... ¿quién lo diría? Lo ultimo que mis ojos verían antes de morir, sería su rostro... caí al suelo y todo lo que sentía era la lluvia caer sobre mi cara, confundiéndose con mis lágrimas.
De pronto la lluvia cesó y los cielos se despejaron para dar paso a un hermoso espectáculo, un cielo estrellado como nunca, en el que las estrellas que brillaban como sus ojos, esos hermosos diamantes sobre terciopelo negro...
Me traté de levantar y apuntar hacia Charlotte. Me costaba afinar la puntería y mi mirada se volvía borrosa a veces. Charlotte era como un fantasma mientras corría... por un momento logré divisarla bien y disparé dos veces... ella cayó al mar desde el final del muelle...
Apenas pude levantarme, caminé hacia el final del muelle, tambaleando, tratando de mantenerme en pie. Las imágenes de ella no dejaban de pasar por mi mente, sus recuerdos... ¿quién lo diría? Lo ultimo que mis ojos verían antes de morir, sería su rostro... caí al suelo y todo lo que sentía era la lluvia caer sobre mi cara, confundiéndose con mis lágrimas.
De pronto la lluvia cesó y los cielos se despejaron para dar paso a un hermoso espectáculo, un cielo estrellado como nunca, en el que las estrellas que brillaban como sus ojos, esos hermosos diamantes sobre terciopelo negro...
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