martes, 12 de junio de 2018

No Hay Lugar para el Olvido - Capitulo XII


Noir Shore City... la lluvia sigue cayendo y en mi cuarto tras la oficina, el pecado y el amor se unieron para saldar una deuda con el destino. Charlotte y yo, desnudos sobre la cama, fumando y mirándonos con cara de felicidad... ambos sabíamos que nuestro destino estaba escrito en nuestros corazones, que tarde o temprano nuestros caminos nuevamente coincidirían bajo el velo de la noche de la ciudad. Estábamos ahí, juntos, aún a pesar de la terrible tormenta de mierda que se nos venía encima. 

Eramos una pareja no solo de enamorados que finalmente reconocen su mutuo e imperecedero amor. Eramos una pareja marcada por la maldición. Ambos, Angel y Demonio, reunidos en un solo punto... Charlotte se acomodó en mi pecho, vi sus ojos grandes y hermosos, mirarme como solían hacerlo, con esa ternura que me doblega como un dos, ante una escala real.

- Joe
- ¿Charlotte?
- ¿Sabes lo que acabamos de hacer?
- Si... Se llama Amor - respondí besando sus labios
- No solo es eso, Joe - dijo sonriente - No es solo eso...
- ¿Por qué lo dices? 
- Tu y yo, no estamos destinados a terminar juntos... tu elegiste y me hiciste a un lado. Por eso nuestros caminos se separaron hace un tiempo cuando decidiste partir a la guerra. 
- Lo sé
- Eramos tan inocentes cuando nos conocimos, - continuó Charlotte - casi infantiles. Pero después conocí a otras personas y cambiaron mi forma de pensar, pero aun asi mi amor por tí no murió.
- Pasó mucha agua bajo el puente, Charlotte - dije mirándola a los ojos - pero ese amor que sentí por tí, fue lo que me mantuvo vivo durante toda la guerra. Cuando volví a St. Mary, no te encontré y creí haberte perdido para siempre. ¿Como fue que conociste a Gallard?

Charlotte contó su historia

- Lo conocí en una fiesta donde me colé, con una amiga que conocía a un amigo ahi. Es un tipo atractivo, elegante, refinado y culto, casi un santo. Generoso y amable con las mujeres. Lo conocí y después de hablar un poco, me invitó a su penthouse en el hotel. Días después, me convertí en su asesora directa. me contrató para dar algunos pequeños golpes y después coaccionar a algunos para que le vendieran sus empresas. Gallard es un tipo muy leal, pero siempre pone precio a la cabeza de quien lo traiciona - continuó
- ¿Y eso que tiene que ver con nosotros... - pregunté mientras acariciaba su cara - o mejor dicho, contigo?
- Gallard es mi jefe, como te conté - continuó Charlotte - El me contrató para buscarte después de lo de Chandler, porque estaba convencido de que tu faltaste a tu parte del contrato, está seguro de que lo traicionaste. El te contrató para que dieras con Chandler, lo expusieras ante él y él se encargaría del resto.
- Como has de saber, Charlie - le interrumpí - yo no soy un asesino a sueldo. Se lo dije a ambos desde un principio. Después me puso al lado a su matón, Guido Massone, que era uno de los ex miembros de la banda de Francesco. Cuando pudimos dar con Chandler, me dijo que pagaría lo que fuera con tal de dejarlo con vida... de hecho me pagó mucho mejor que tu jefe. Fue una verdadera oferta que no podría rechazar... pobre diablo, lo mandé al sur de Asia para que no regresara y volvió solo para morirse.
- Entonces, decidiste engañar a mi jefe para salvarlo...
- El tipo estaba pedido por todos lados,  - continué - todos querían su cabeza. Era un irresponsable, nunca medía las consecuencias de sus actos. Vio más de lo que podría haber tenido en toda su vida y prefirió mascar mas de lo que pudo tragar. Era a fin de cuentas un hombre muerto caminando.
- Es lo mismo que te pasará a ti,  - Advirtió Charlotte - si nos llega a ver acá.
- Yo no temo... - respondí riendo - he visto a la muerte muchas veces en mi vida y esta no sería la excepcion.

Encendí otro cigarrillo cuando sentí unas pisadas... del otro lado, unos asesinos a sueldo entraban al departamento y se colocaron del otro lado de la pared...

En ese momento, nos lanzamos bajo la cama y una lluvia de balas atravesó las paredes del lugar. El ruido de las ametralladoras y pistolas era infernal, me recordó la guerra... Charlotte temblaba de miedo,  pero aun así logramos avanzar hasta el baño, en donde las paredes eran de cemento y bastante gruesas... en ese momento recordé que bajo el lavamanos, tenía un par de granadas que me traje del ejercito y por fortuna, estaban operativas. Las saqué y las lancé hacia la oficina y una horrenda explosión nos aturdió a los dos. Cuando logramos salir, medianamente vestidos, vimos un dantesco espectáculo... las caras de los matones desfiguradas por la metralla, me recordó las caras de los soldados enemigos en las trincheras de la Europa del Oeste mientras avanzábamos, hacia la salida... Antes de irnos, a ella tuve que prestarle unas ropas que dejó Alma en su closet para sacarla de lo que quedaba de mi despacho... aproveché de juntar algo de armas y munición para después bajar al garage donde tenía mi auto (que no lo había sacado en semanas desde que empezó la investigación) y una vez arriba, comenzó una carrera loca hacia los límites de la ciudad.

Se dice que Gallard llegó después a ver el lugar y se enfureció al ver a sus matones destrozados por la metralla de las granadas y sin sus armas. Yo aceleré a toda velocidad hasta llegar a una gasolinera a unos kilómetros fuera de la ciudad. Miré a Charlotte y ella lloraba, temblaba de miedo cuando le tomé las manos.

- Joe
- Dime
- No me dejes, por favor
- No lo haré, Charlotte - le respondí mientras la abrazaba - no lo haré.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario