El Tren desde Smalltown llegaba a la estación a las 1900. De el, Charlotte bajó elegantemente desde el vagón de primera clase, caminando hacia la salida donde la esperaba un Cadillac. En él, la esperaba el magnate ferrocarrilero Sebastian Gallard.
Al abordar, Sebastian le pasa un sobre con dinero.
- Buen trabajo, Charlotte
- Gracias, Sebastian.
- Hiciste un muy buen trabajo en persuadir al gerente de la Applegreen Railroad para que vendiera la compañía.
- Fue tarea sencilla - continuó Charlotte - Despues de lo ocurrido ayer, no le quedará otra que venderte la compañía entera
- Un pequeño bocado para este Gran Blanco - dijo Gallard mientras comía una aceituna, mientras uno de sus secuaces abría una botella de Champagne caro.
- Hiciste un muy buen trabajo en persuadir al gerente de la Applegreen Railroad para que vendiera la compañía.
- Fue tarea sencilla - continuó Charlotte - Despues de lo ocurrido ayer, no le quedará otra que venderte la compañía entera
- Un pequeño bocado para este Gran Blanco - dijo Gallard mientras comía una aceituna, mientras uno de sus secuaces abría una botella de Champagne caro.
- Antes que te vayas, hay algo más que te quiero pedir - continuó Gallard
- ¿Que sería?
- Hay rumores de que Joe McDraken está en esta ciudad - prosiguió - quiero que lo saques de circulación. Es una piedra en el zapato.
El rostro de Charlotte pasó del regocijo al espanto en cosa de segundos cuando mencionó mi nombre.
El rostro de Charlotte pasó del regocijo al espanto en cosa de segundos cuando mencionó mi nombre.
- ¿Qué?
- Lo que dije - continuó Sebastian - Hay rumores de que él vive en esta ciudad. Le perdí el rastro después de lo de Chandler. De
seguro tiene algo que ver en lo que le pasó... y que no cumplió su
parte del trato... así como a juzgar por tu rostro, creo que tú también
debes saber algo.
- No... nada - respondió Charlotte - Se lo mismo que sabes tú de él.
- No... nada - respondió Charlotte - Se lo mismo que sabes tú de él.
- Recuerdo muy bien lo que hubo entre ustedes dos - continuó Sebastian - pero eso no será impedimento para que hagas lo que te pedí. Quiero que lo encuentres y le hagas pagar por lo que hizo con Chandler y de paso le haces pagar por lo que te hizo allá en St. Mary's.
- Lo sé... - respondió Charlotte, encendiendo su cigarrillo - en cuanto lo encuentre, estaré lista para hacerlo.
El Cadillac se alejó del Ritz por la Gran Avenida Principal, Mientras Charlotte miraba su reloj y entró al vestíbulo. Se detuvo un momento, respiró profundo y caminó hacia su suite, cerró la puerta con llave y se recostó en la cama. Miraba el techo del hotel, pensando que rayos haría con la
orden que le dio Gallard sobre mí. Se sentía entre la espada y la pared,
con el amor y el odio enfrentados en una batalla campal.
En mi oficina solo se podía oler el miedo. Valery estaba realmente asustada, luego de contarme todo lo que había pasado, ella se desmoronó como un castillo de naipes. Ahora ella temía pagar con su vida, los errores de su ex esposo. Me contó que antes de que Chandler desapareciera, le "transfirió" un paquete de acciones al portador de la compañía de Gallard y estaban ocultos en una cuenta secreta que tenía a nombre suyo, usando su segundo nombre y el apellido de soltera. Si bien Chandler ya tenía compradas sus acciones, el prefirió "mascar un poco más".
¿y que tanto tenía que ver Gallard en todo esto? Esa es la pregunta del millón. A medida que iba relatando, descubrí el motivo.
El origen de ese paquete de acciones, fue un acuerdo entre caballeros. Gallard le daba un gran porcentaje de las acciones de la compañía y Chandler, le conseguía, usando sus influencias en el banco un préstamo que le serviría para salvar la empresa. Ese paquete en el fondo era una vulgar coima. Pero dicho paquete, más lo que ya tenía Chandler en el bolsillo, impedía que Gallard mantuviera el control de la compañía y quedaba en manos de Chandler las decisiones del directorio. Esto no agradó mucho al padre de Sebastian, que murió poco después de enterarse de la noticia. A raíz de ello y tras el funeral, Gallard juró recuperarla a como diera lugar... Esa fue la razón principal por la cual Gallard, me contrató para buscar a Chandler y traerlo a su presencia para que "devolviera" su parte. Chandler obviamente dijo que no y desapareció... hasta que dí con el en Dockers.
Lo que no le dije a Valery fue la verdad de que pasó con él. Es más, mientras me contaba lo ocurrido, recordaba esa noche de invierno, con la nieve cayendo cuando Chandler corría desesperado por el muelle abandonado de Dockers, intentando escapar. Cuando lo capturé, me miró con cara suplicante, que el prefería morir antes que Gallard pusiera sus manos encima, pero ya era demasiado tarde. Me ofreció más dinero... "mas de lo que podrías imaginar" - me dijo - "Mas de lo que podrías gastar en una vida entera".
Lo miré, miré a uno de los secuaces de Gallard que venía tras de nosotros y le propuse la oferta que nos propuso. El no quiso y me apuntó. Bastó un descuido y le reventé la cara con la escopeta, lo vestí con las ropas de Chandler y después Chandler y yo, lanzamos el cadaver al río.
Días después, le conseguí a Chandler un set de documentos falsos, unas ropas nuevas, cambiar su fisonomía para después dejarlo en el aeropuerto, para viajar directo al Asia Pacífico. Dos días después se embarcó en un vuelo hacia Indonesia y se le perdió todo rastro. Después le dije a Gallard que él se había suicidado, su cadáver flotaba en el Rio Blanco, cerca del muelle de Dockers. Que sus ultimas palabras fueron: "Que prefería estar muerto antes que rendirse a los pies de ese granuja" antes de meterse un tiro con la escopeta. Pensé que esto terminaba aquí. Obviamente no, pagué el precio por ello. Terminé golpeado y molido en un viejo granero en la zona agricola de la ciudad.
Ese secreto no se lo he dicho a nadie, ni mucho menos a Valery. Ella todavía cree que está muerto y sin saber que enterró un cadáver de alguien que no era su ex esposo.
Valery antes de irse, me entregó una nota con el nombre del banco, el numero de la cuenta y a nombre de quien estaba.
Me guardé el sobre en el bolsillo de mi chaqueta y me puse a revisar el expediente de Gallard.
Sebastian Gallard. La historia cuenta que es hijo de Adolf Gallard, el dueño de la Transatlantic Railway Co. establecida en Middlestone City, que comenzó con un tren y un par de carros, para después convertirse en una de las mas grandes del país. En los últimos años, su "expansión" ha sido cuestionada ya que ha sido en base a truculencias, sobornos y métodos poco convencionales. El Estado le ha asignado jugosas licitaciones extendiendo sus servicios a gran parte del país, devorandose a las más pequeñas. Mientras mas grande era, más difícil les era a Impuestos Internos el fiscalizar sus finanzas, porque supo "disfrazar" sus ingresos, gracias a un staff de contadores judíos que usaron los vacíos legales necesarios para evadirlos. El año pasado, comenzó un proceso de expansión bastante ambicioso, adquiriendo, mejor dicho devorando, empresas pequeñas que el mismo hacía caer en bancarrota utilizando métodos menos que decentes y legales. Al punto que le hizo merecerse el apodo de "Gran Blanco", en alusión al gran tiburón dentro de ese pequeño pozo.
Me guardé el sobre en el bolsillo de mi chaqueta y me puse a revisar el expediente de Gallard.
Sebastian Gallard. La historia cuenta que es hijo de Adolf Gallard, el dueño de la Transatlantic Railway Co. establecida en Middlestone City, que comenzó con un tren y un par de carros, para después convertirse en una de las mas grandes del país. En los últimos años, su "expansión" ha sido cuestionada ya que ha sido en base a truculencias, sobornos y métodos poco convencionales. El Estado le ha asignado jugosas licitaciones extendiendo sus servicios a gran parte del país, devorandose a las más pequeñas. Mientras mas grande era, más difícil les era a Impuestos Internos el fiscalizar sus finanzas, porque supo "disfrazar" sus ingresos, gracias a un staff de contadores judíos que usaron los vacíos legales necesarios para evadirlos. El año pasado, comenzó un proceso de expansión bastante ambicioso, adquiriendo, mejor dicho devorando, empresas pequeñas que el mismo hacía caer en bancarrota utilizando métodos menos que decentes y legales. Al punto que le hizo merecerse el apodo de "Gran Blanco", en alusión al gran tiburón dentro de ese pequeño pozo.
Era "el hombre del momento", reconocido y respetado en las altas esferas de la sociedad. Portada de diarios y revistas, daba entrevistas cada vez que se adjudicaba una nueva compra, se paseaba por Central Park acompañado siempre de una bella chica, frecuentaba los bares más exclusivos de la ciudad. Se veía un hombre íntegro e intachable... pero detrás de él había algo más
turbio. Detrás de la figura de "hombre ejemplar", Gallard tenía muertos en el closet. No solo era un corruptor, sino que un mafioso de tomo y lomo. Usaba la compañía para transportar no solo bienes, pasajeros y materias primas, sino también contrabando de drogas, armas incluso personas traídas desde el sur de Asia. Tenia un séquito de matones que lo seguía donde fuera. Un verdadero circulo de hierro.
Compraba no solo compañías, sino que también tierras, usando los métodos más bizarros y terribles, desde las quemas hasta la extorsión, Muchos cayeron rápido en sus fauces, pero quien se resistió por mucho tiempo fue George Applegreen, esposo de una de las fallecidas. Applegreen, aparte de ser dueño de una pequeña empresa de transportes, tenia plantaciones de manzanas en tierras donde pasaría una linea de tren controlado mayoritariamente por la empresa de Gallard. Por mucho tiempo Sebastian estuvo interesado en adquirir no solo la compñía sino que también las tierras de éste, de tal forma de tener el total monopolio del transporte de carga.
Compraba no solo compañías, sino que también tierras, usando los métodos más bizarros y terribles, desde las quemas hasta la extorsión, Muchos cayeron rápido en sus fauces, pero quien se resistió por mucho tiempo fue George Applegreen, esposo de una de las fallecidas. Applegreen, aparte de ser dueño de una pequeña empresa de transportes, tenia plantaciones de manzanas en tierras donde pasaría una linea de tren controlado mayoritariamente por la empresa de Gallard. Por mucho tiempo Sebastian estuvo interesado en adquirir no solo la compñía sino que también las tierras de éste, de tal forma de tener el total monopolio del transporte de carga.
A partir de ahora, mis movimientos deberán ser casi imperceptibles... Tendré que desaparecer y eso es muy difícil en una ciudad como esta.
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