jueves, 31 de mayo de 2018

No Hay Lugar para el Olvido - Capitulo III


Me dormí tras la visita de Charlotte y al día siguiente, desperté después de caer del sillón. Finalmente, me puse en camino a investigar. Durante el día me había dedicado a leer y releer el informe que me dio Valery, después visité el cuartel de policía donde estaba Roger Albrecht, Detective Inspector, el que me dio el acceso al dossier completo de ambas muertes. Era pesado como los zapatos de cemento de algunos que cometieron el pecado mortal de "mascar mas de lo que pueden tragar", o de algunos "infieles" que acabaron sus dias flotando en el río, bajo "extrañas circunstancias". Así me pasé el día y finalmente llegó la noche. Pero aún así, tenia que seguir investigando.

Habia escogido una mala noche para salir a recabar información, pero tenía que empezar por alguna parte. 

Noir Shore City tiene un encanto hipnotizante y adictivo y esa es su vida nocturna, de como las calles se transforman en rios de luces y sonidos que alegran las frías noches de invierno y atrae a la gente como moscas a la mierda. Y es en ese submundo en donde uno encuentra cosas que jamás encontrarías usando los metodos convencionales. Es una especie de "dimensión desconocida" en donde los secretos dejan de serlo y todos revelan su verdadera identidad.

Cuando las fuentes oficiales no son suficientes ya sea por mera pereza, incompetencia o una mezcla de las dos, frecuentar los antros, garitos, bares y lugares de mala muerte siempre resulta. comencé a indagar en bares y cantinas, hasta que dí con "Dirty Angel" Kathy, una corista de un cabaret cercano, el Club Carousel. Sueño erótico de muchos en el barrio y la ciudad. Ella si bien participaba de una comedia de variedades, siendo la mas cotizada en el rubro por su sensualidad y puesta en escena, ella era muy reservada, al punto de decir que jamás se le vio relación alguna, asi como tampoco ejerció la prostitución, a pesar de lo "osada" que eran sus performances.  No solo bailaba, sino que con su dulce, casi angelical voz, derretía corazones en el Carousel. Era nada más que toda una artista.

Fui al club, en la esquina de la calle 94 y la 4B donde se presentaba. Tuvo su show, sacó aplausos y después la visité en su camerino.


- Hola "Angel" 
- ¡Joe, querido! - me respondió con un efusivo abrazo - ¿que te trae por acá?
- Aquí estoy, de regreso al negocio
- No me sorprende, Joe -  me respondió mirando con sus enormes ojos café claro- Siempre vienes para saber que se cuece en el bajo mundo. No hay otra razón.
- Si, querida. Me conoces demasiado bien.

Me senté y ella se metió al biombo que estaba en su camerino para sacarse su vestido y colocarse su bata. Mientras tanto, me tomé la libertad de mirar sus atuendos y escucharla cantar, ensayando su próxima actuación.

- Quería preguntarte algo  - pregunté mientras ella salía del biombo hacia su tocador - ¿Sabes algo acerca del club de Bridge de la Sra. Chandler?
- No mucho, mi querido Joe - respondió Kathy mientras se peinaba en el espejo - Ayer me junté con unas amigas y una que trabaja para una señora que vive en el Hilton, me contó que ella había redoblado la seguridad, que no va sola a ninguna parte... incluso ha perdido peso porque hasta comer no puede... Acá en el local se les ve venir pero nunca he visto mucha gente asustada.
- Hmm - me llevé la mano a la barbilla - ¿que entiendes por "asustada"?
- Ya sabes - dijo Kathy luego de guardar su peine y girar su silla hacia mí - puedes ver sus caras, no disfrutan del espectáculo o del ambiente, se les nota en sus reacciones. mucha ansiedad.
- Que pena...
- Hay alguien que sí podría darte algo más de información
- ¿Quién podría ser?
- El Sr. Sidney
- ¿El dueño del Zanzíbar?
- Sí - respondió mientras se tomaba el cabello - Diana, una de mis amigas que trabaja allí, me contó que él se juntó con su gente en el cabaret la noche anterior al último crimen. Dijeron muchas cosas...
- ¿Como qué cosas?
- Que alguien estaba buscando a alguien para cobrar venganza por un pasado  - continuó -  Un ajuste de cuentas entre "damas de alta sociedad", dijo.



- Hmmm, comprendo ¿donde puedo ubicar al Sr. Sidney a parte del Zanzíbar?
- Lo puedes ver en el hipodromo en las afueras de la ciudad. Mañana compite el suyo
- Gracias. querida - terminé

Después me fui a la barra del Carousel, me senté y esperé verla en su próximo acto. Verla cantar me relajaba de algún modo, haciéndome olvidar mi miserable vida por unos momentos. Tras terminar, volví a su camerino solo para despedirme de ella con un beso en la frente.

Al día siguiente tomé un taxi y enfilé al hipódromo. Al llegar, me encontré a Sidney en su lugar preferido, rodeado de sus mejores matones. Albert Sidney es el respetado dueño del Zanzibar, la competencia del Carousel. Un local como muchos, pero bajo cuerda era un contrabandista de licor hecho en casa y quizás de que otras cosas mas. Tenía buena parte del control del mismo en buena parte de la ciudad. Era respetado y temido ya que tenía unos métodos poco ortodoxos para imponer su voluntad. Al acercarme, uno de los matones se me cruzó, miró a Sidney y este asintió con la cabeza.

Me invitó a pasar a su mesa, pidió brandy para ambos y la conversación comenzó así

- No me sorprende verle por acá, Joe
- No estaba interesado en venir, Robert, pero tenía que hacerlo tarde o temprano - repliqué mientras encendía un cigarrillo
- ¿Algún caballo en particular?
- No, no he venido a apostar esta vez, Robert - respondí - Sabes que lo de las apuestas nunca fue lo mío.
- No responderé a eso, Joe
- Voy a ser directo, Albert. ¿Que sabes de lo del Club de Bridge?
- Lo mismo que tú, Joe - respondió - Nada
- Tu debes saber más que yo, Albert. - continué- Tu llevabas el licor al local. Te he visto hablar con Valery días antes de los asesinatos.
- Es verdad - continuó - Estuve hablando con Valery pero nada fuera de lo usual... ya sabes, ha estado ganando dinero a manos llenas.
- O sea ¿se está llevando casi toda la acción y quieres tu parte de ella?
- Es probable, que así sea - respondió Sidney mientras degustaba su habano - pero como buen caballero, tengo un trato con la dama y no lo voy a romper.
- Ok. Gracias por el brandy - me despedí y dejé el hipódromo. Repentinamente vi como Sidney mandó a un par de matones a que me siguieran.


Por eso, abordé un taxi y le pedí que me llevara al Ritz, donde estaba Charlotte. Llegué a la recepción, y el conserje me informó que Charlotte no estaba, se había ido. Me estaba yendo hacia la calle cuando me retuvo y me dijo que había dejado un sobre para mí. Lo abrí ahí mismo y decía así:

"Querido Joe:

Tengo que ausentarme por unos días, porque hay cosas que debo resolver yo sola. Pero no te preocupes. Solo será una semana. Volveré a verte pronto.

Siempre tuya.
Charlotte."

Guardé el sobre en mi abrigo y me devolví a mi despacho, cuando de pronto apareció uno de los matones de Sidney, trató de agarrarme el brazo y me lanzó un puñetazo. se lo esquivé y le respondí con un par de golpes más, pero no consiguieron tumbarlo. Me dio una paliza, pero el sujeto tenía un punto débil. Solo bastó un descuido, le di uno directo al mentón y cayó inconsciente. cuando despertó, estaba amarrado a una silla en mi oficina.

- ¿Por qué me seguiste?
- Ordenes del Sr. Sidney - respondió el matón
- Cometes un gran error al seguirme - dije apuntándole con mi arma - dime la verdad
- El Sr. Sidney quiere verle...
- ¿Donde?
- En el Zanzíbar
- ¿Cuando?
- Este Viernes... a las 10 de la noche
- Dile a tu jefe que no haga nada que pueda lamentar después - le dije antes de soltarlo en el callejón donde nos enfrentamos - Lo veré.

Cerré la puerta, me eché otro trago y volví al dossier que me dió Valery. Releí mis notas y encontré que algo no cuadraba en todo esto. Decidí llamarle.

- Alo?
- Habla Joe
- Joe ¿alguna novedad?
- Nos vemos en mi oficina a las 1900

Colgué y esperé a que llegara. Apenas cruzó el umbral de mi puerta, la tomé del brazo y la increpé

- ¿Que demonios te pasa, Joe?

- Tienes mucho que explicarme, Valery - le dije mientras la llevaba a la silla - para empezar, tu relacion con Robert Sidney
- ¿Sidney? son solo negocios como has de saber.
- ¿Negocios?
- El me provee de licor, nada más - respondió Valery con rabia - No solo a mí, sino que también a varias de mis clientas ¿que más, Joe?
- Creo que hay algo más detrás de tu club de bridge - dije mientras encendía un cigarrillo para calmarme -  muchas cosas no cuadran en este puzzle
- Hay cosas que no he contado, Joe - dijo Valery mientras sacaba un sobre de su cartera.

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