lunes, 22 de abril de 2019

Reflexionando...

Semana Santa, Viernes 16:00

Las ventanas abiertas, un cigarrillo y un café. Hacía frío en el patio a pesar del sol, pero el frío se sentía dentro del corazón. Una vez más mi mente viaja hacia ese momento pasado... "¿Ya otra vez?" quizás dirás querido lector... "¿otra vez recordar a quien no quiere saber de ti?"... 

Si y no a la vez. Sí, porque es lo que me pasa cuando tengo algo que quiero resolver, pero por alguna razón no puedo hacerlo y No, porque es algo que ya debo dejar ir hace rato. Pero en tema en cuestión es acerca de mis sentimientos, de como por alguna razón, he dejado de sentir amor con la pasión de antes. De como mis heridas y el dolor causado por ese ingrato amor, todavía me perjudica a día de hoy.

Cuando la conocí, era prácticamente todo lo que yo soñé en algún momento. Según su relato, yo era "su primer pololo" y por eso tenía mucha más importancia en todo esto. Pero detrás de esa sonrisa tierna y cautivadora, se escondía algo terrible. Era prácticamente una "niña mimada" con el poder de manipular a quien sea. Se sentía segura, poderosa, casi inquebrantable, barrió el suelo conmigo. Fue una mierda conmigo, conforme a su propia declaracion. Le dí todo, hasta mi vida y lo único que recibí fue una de las decepciones más grandes de mi vida, en más de algún momento me traicionó y eso fue una estocada imposible de recuperar. Siempre perdoné y creí que ella en algún momento se daría cuenta... jamás lo hizo.

Esto mismo me motivó a reaccionar de una forma inesperada y violenta. El Karma obra de manera misteriosa y nos usa a nosotros como herramienta y esto tarde o temprano tendría que ocurrir. Despues de un accidente de tránsito, una nochebuena en el hospital y obviamente el rápido deterioro de la salud de su mamá, terminaron pasando la cuenta. Después de pensarlo mucho la noche anterior, finalmente la dejé justo el día que murió su madre. Me llamó repetidas veces, incluso su actual marido, que me comunicaron la noticia. Fue una decisión que tomé con sangre fría y cegado por el odio mismo que se apoderó de mí. Era la chance de hacerle pagar por el daño que me hizo, era la hora de dejarle en claro que "hasta los perros mas leales se cansan de que los traten con la punta de la bota". Para ella fue inesperado, violento y poderoso, un golpe a su moral y animo terrible. Muchas veces me dió la espalda, me humilló y me maltrató sin recibir represalia de mi parte. Pero la suerte siempre tiene una etiqueta con el precio. Recibió la olla completa de su propia sopa... por primera vez, me sentí liberado de mis cadenas, romper ese círculo de mierda, tomar la decisión, correcta o incorrecta, pero decisión al fin y al cabo, sentí que por fin pude hacerle pagar el daño hecho... Aún a pesar de que ella ya estaba respaldada por su pareja (tiempo después, se casaron) Mi venganza le dolió y aún le duele, se sintió segura de que contaría conmigo en la adversidad, pero no fue así. Supo lo que era sentirse sola, cuando creyó que todos la apoyarían, del mismo modo que lo sentí yo.

¿Pero de qué sirvió?

Absolutamente de nada. Me sentí miserable y ruin, toqué fondo, me miré al espejo y estaba irreconocible. Me sentía bien, pero por dentro destruido, no sentía amor ni nada. Era una piedra, frío como el metal, como el filo de la daga que me clavó una y otra vez en el corazón. Envenenado, muerto en vida, sin siquiera un sentido. Intenté recuperarme y volver a ser el que solía ser antes de todo esto, pero fue inútil, ya no soy el mismo.

En resumen, fue una victoria pírrica, porque el costo de dicha venganza fue altísimo: perdí mi corazón y mi capacidad de volver a amar de verdad.

Ahora vivo con la sonrisa del payaso, lloro por dentro a pesar de no tener lágrimas para llorar. Aún cuando las razones para hacerlo sobran, lloro por dentro mientras sigo adelante con mi vida, como si nada me hubiera pasado.

Pero tengo la convicción de que las cosas van a cambiar de algun modo. Por ahora seguiré callando en silencio mi pena y mi dolor, anestesiando mis heridas que no he podido cerrar, tratando de vivir mi vida, pero con la conciencia de que esto va a seguir penandome por siempre, por mucho que intente bajarle el perfil.

Joe McDraken.

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