viernes, 5 de abril de 2019

Cuando los sueños se te hacen pedazos

Quiero llorar. En serio, quiero hacerlo. No se me ha muerto nadie, ni mucho menos me han despedido de mi trabajo que tanto odio pero me permite mantenerme. Tampoco por el rechazo que genero en algunas personas por mi arrolladora personalidad ni mi reluciente simpatía, ni mucho menos he sido relegado a un ultimo plano por quienes dicen ser "mis amigos". No he perdido nada ni mucho menos he visto una película que me conmueva. No, no es eso por lo que quiero llorar.

Hay veces en que mi mente vaga hacia tiempos pasados, momentos y memorias en mi cabeza que a veces quisiera borrarlos del todo, enterrarlos y no volver a verlos más, pero hay eventos, cosas, música, que los traen de vuelta a mi presente y el dolor de haber pasado por eso, se vuelve insoportable.

En el aspecto amoroso, admito que he sido un fracasado, un tipo tan mal afortunado que cuando cree "finalmente haber encontrado al amor de mi vida", termino arruinándolo todo. La última vez, fue precisamente la última vez que me enamoré y me la jugué como nunca antes y terminé chocando estrepitosamente contra esa dura pared llamada "realidad". 

La conocí a principios del 2003, era una chica tierna, con rasgos orientales y muy apegada a su mamá, era una dulzura, pero detrás de esa cara se escondía el infierno. cuando nos comprometimos en el 2007, las cosas al principio iban bien, estaban felices pero despues la guerra se desató. Por un lado los celos de mi madre, que a toda costa no quería que yo fuera feliz y por otro lado, ella, tratandome como un perro. Cuento corto: creí que tenia a todos de mi parte, pero me sentí más solo que nunca. Me sentí como la mierda, degradado a lo peor, al punto de decir que "un mojón de pato valía mucho más que yo". Terminé hundido en la oscuridad y la soledad, con un corazón lastimado y tirado en el suelo como un muñeco de trapo roto por el egoismo de dos pendejas mal criadas. Lo que más me duele es que después de todo el infierno que atravesé por dentro, de luchar por recuperarme, quienes me hicieron daño ni siquiera han sido capaces de al menos pedirme disculpas (como si eso arreglara todo). Lloré, sufrí, me maldije al punto de querer lanzarme con auto y todo desde la punta del cerro y mandar todo a la mierda. De no quererme para nada, de odiarme por haber sido tan cobarde y estúpido. 

Tuve chances de hacerlo, de no importarme nada, de no oir a nadie, de cerrarme y dejarme llevar por la depre, pero algo no me dejó. Llamalo instinto de preservación, fuerza de voluntad, no sé. Pero ese algo, decidió motivarme a levantarme del suelo y seguir luchando para poder salir del hoyo en el que estaba. Créanme que fue una dura batalla, que aún a día de hoy estoy librando. Son mis fantasmas y mis miedos que reviven con cada cosa que haga, vea o escuche. Los sicologos lo llaman "Sindrome de Estrés Post Traumático" (PTSD), por todo lo que me tocó vivir, por la violencia de ambas partes, sobretodo por las heridas en el corazón. Yo lo llamo Infierno porque eso fue lo que atravesé, un infierno.

Hay veces en que me pregunto ¿por qué estoy solo?. A veces pienso que fue es una condena la cual deberé cumplir por lo de vida que me quede, otras que es una maldición y que estoy pagando alguna vieja deuda de alguna vida pasada o heredando la culpa de mi padre, otras que realmente quien merezco está al otro lado del mundo y que debo hacer el máximo de esfuerzo en embarcarme en la aventura de encontrarla...

Otras veces, la respuesta jamás llega... y todo queda en la nebulosa.

Cada vez que lo recuerdo, me duele. Ahora recién estaba escuchando una canción de Alex Ubago y Amaia Montero (La Oreja de Van Gogh)... cantar esa canción, ahora que estoy solo y ella se casó, me duele mucho más y me hace llorar... pues esa canción la cantaríamos el día de nuestra boda.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario