La manera que se me vino a la mente esta reflexión, fue precisamente reparando un juguete que mi sobrino rompió.
Muchas veces tratamos de encajar en alguna parte, especialmente cuando nos emparejamos. Comienza cuando conocemos a esa mujer que nos quita el sueño, nos hace pensar todo el tiempo, incluso hasta soñar con ella, le dedicamos canciones y hacemos lo que sea para que ella mire hacia donde estoy y sepa que aqui hay alguien que siente algo muy hermoso por ella.
No todas las veces acertamos o encontramos a la persona indicada. Muchas veces cometemos el craso error de unir nuestros caminos con la mujer equivocada. Muchas veces en el proceso, empezamos a cambiar nuestras formas con tal de encajar con las de ella y terminamos siendo totalmente distintos a lo que en un principio fuimos y eso nos lleva a engañar no solo a la persona que amamos, sino que a engañarnos a nosotros mismos. Por miedo a perderla, dejamos de ser nosotros mismos para agradarle, perdemos nuestra valia solo para valerle a ella. Otras veces, traspasamos ese miedo y forzamos a esa persona a que cambie su forma con tal de encajar con la nuestra y terminamos envueltos en una mentira que destroza tanto o más que la verdad que nos encantó.
¿Y si para ella valemos nada? ¿donde quedó todo el esfuerzo que hicimos cambiar nuestra forma solo por encajar en la de ella? Al final, una dolorosa separación y los sueños se destruyen en mil pedazos, descubriendo que tras el castillo de naipes que armamos, aparece el engaño y eso nos destroza.
Estaba pensando en eso cuando desperté esta mañana después de un sueño extraño. Soñé que Carla había muerto, que veía una publicación en su red social hablando del tema. Revisé mis contactos pero hasta ahora nadie se ha pronunciado. Ella debe estar bien, espero.
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