martes, 6 de noviembre de 2018

Reflexiones bajo la influencia del alcohol

Es de noche y el Ballantines  se abre para invitarme a relajar mis pensamientos, calmar mis nervios y pensar solo en cosas que de algún modo me hacen reír. Ver una vez más el vídeo del curso y tratar de no reírme cada vez que lo veo, porque me baja una verguenza enorme. Pero nada mejor que eso y un cigarrillo para relajarse. Es chistoso cuando ves una película, vídeo, foto o cuando lees un libro una y otra vez. Cada vez que lo haces, notas cosas que no habías visto la primera vez, detalles pequeños que en pasadas anteriores se te escaparon, pero te das cuenta que hablan, te cuentan el contexto del momento. Quizás son incluso insignificantes, pero igual forman parte de ese momento captado en imagen o texto de tu vida.

Pero también pienso en lo que me ha pasado desde un tiempo a la fecha. Como era de esperarse, encontré entre mis archivos secretos, una carta de una amiga que había hecho ya cuando estaba trabajando en la Aseguradora y terminando ya mi carrera como programador. Me di cuenta que no había desclasificado todos mis recuerdos y tras leer la carta, quedé con la interrogante de que había pasado con ella. Se llama Kathy Saez  (no la del cole, sino que de otra que vivió cerca de mi casa).

Gracias a Facebook y un poco de hacking rápido, pude descubrir que ella aún seguía viviendo en el sur de Chile y finalmente la encontré. Hablamos un poco y la noté un poco sentida porque no la había buscado desde que se fue... yo con algo de pena no he podido decirle abiertamente que la dejé ir ya que creí que ella no volvería a mi vida. Eso me hizo sentir un poco mal, pero bueno. Las cosas se hablan y se aclaran. Eso es lo que importa. Lo bueno es que ella está bien, con dos hijos, separada y con su propio emprendimiento, conforme a lo que escribió en su carta. Ella finalmente consiguió su sueño de ser diseñadora de ropa, en menor escala, pero le va bien. Aún así tengo planeado ver la chance de viajar para allá y visitarla, ojala me resulte la sorpresa.

Reconozco que en muchos aspectos he sido bastante torpe y he cometido errores que me han costado caro, pero ¿quién dice que la vida es fácil?, nadie nace sabiendo y si yo hubiese sabido realmente "quien me quiso y a quien debo amar" quizás estaría escribiendo otra historia.



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